viernes, 18 de febrero de 2011

LA MÚSICA COMO MEDIO DE EXPRESIÓN


La música siempre ha desempeñado un papel importante en el aprendizaje y la cultura, pudiendo llegar a influir en costumbres y emociones.
Constituye un entramado complejo de sentidos; opera en las prácticas culturales de los jóvenes como elemento socializador y al mismo tiempo diferenciador de estatus o rol.
Desde entonces la música ha vivido cambios espectaculares, y la influencia que ha ejercido en todas las generaciones, de forma especial en los adolescentes, siempre ha supuesto una fuente de preocupación para la sociedad y las familias. Desde ya que no se intenta decir que la música solamente ha modificado a la sociedad. La sociedad, en general, ha visto modificados muchos de sus valores, primando en la actualidad el éxito y la competencia, la eficacia y el rendimiento, el poder del dinero, el bienestar y el ocio, el estatus social y la belleza.

"Dime qué escuchas y te diré quién eres"
Se sabe que los jóvenes construyen su identidad con el vestuario, el peinado, el lenguaje, así como también con la apropiación de ciertos objetos emblemáticos, en este caso, los bienes musicales, mediante los cuales, se convierten en sujetos culturales, de acuerdo con la manera que tienen de entender el mundo, y de vivirlo, de identificarse y diferenciarse. Los jóvenes se constituyen en grupo. Los amigos son el núcleo donde se generan los patrones de conducta que se le propone seguir al adolescente. El deseo de ser independiente de la familia lo va a suplir con la dependencia de un grupo.
No es casualidad que la población más joven, aquella que inicia sus propios procesos de conformación de identidad, sea la que muestra mayor nivel de compra de material discográfico, porque les es preciso poseer una serie de bienes culturales para formar parte de la comunidad cultural. Ahora, ¿qué es lo que lleva a los individuos a adoptar estas creencias en común? ¿Cuál es la amenaza a la que se ven enfrentados, y que resulta en este "acuerdo" de creencias? Quizás sea la intención de ser alguien en esta sociedad de masas. En un mundo que tiende a la homogeneidad extrema, la música parece ser el última salida donde mostrar una diferencia. Ser original, independiente o rebelde, e ir contra la corriente. Quizás sea buscar una identidad diferente a la de sus padres, o quizás, solo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar un grupo de personas en el que ampararse ante las exigencias del sistema. El hecho es que una de las actividades que más realizan los adolescentes es escuchar música.
Por lo tanto, la música tiene un aspecto sociológico. Ella es parte de la superestructura cultural, producto de las clases sociales, pero también de los medios de producción.

Conclusión:


Por todo lo visto hasta aquí, la música tiene un efecto amplio en las vidas, y en nuestra sociedad. Es un gran instrumento de manipulación, y produce en los oyentes diversas consecuencias.




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